domingo, enero 07, 2007

La insoportable terquedad de los datos

Johannes Kepler

“Si pudiera ignorar esos 8 minutos de arco, adaptaría mi hipótesis. Pero como no puedo ignorarlos, esos 8 minutos conducen a una reforma total de la astronomía”


Johannes Kepler



Galileo Galilei es el referente favorito de los creyentes en fenómenos paranormales. La persecución a la que fue sometido por sostener una visión del mundo distinta a la que entonces había sido impuesta, la trasladan a los días de hoy, siendo ellos las víctimas incomprendidas, e identificando a la Santa Inquisición con una malvada ciencia oficial y comeniños, cuyos más sanguinarios miembros, además de aficionados a la barbacoa, somos los escépticos.

Poco importa que Galileo fuera un científico que se sustentaba en unos datos, experimentos y observaciones del mundo real que cualquiera podía comprobar; y menos aún importa el hecho de que sus inquisidores fueron personas que precisamente imponían (sin debate, ni revisión por pares) un saber tradicional y milenario, unas ideas preconcebidas, dogmas basados en temores, ideales o esperanzas, una verdad revelada que nunca había sido confrontada al mundo real para comprobar su veracidad.

Sin embargo, podrían sacar lecciones más jugosas de alguien como Johannes Kepler, astrólogo convertido a astrónomo, cuya vida y obra relata Carl Sagan, en el capítulo III “La armonía de los mundos” de su serie de divulgación “Cosmos”.

Kepler nació en 1571, y estudió en un seminario protestante en Maulbronn para hacerse clérigo. Aunque finalmente no fue ordenado, fue una persona con un fuerte sentimiento religioso, pero a la vez capaz de hacerse preguntas al observar el mundo que le rodeaba donde parecía reinar el caos, la peste, las guerras... ¿Cómo podía Dios crear algo tan imperfecto? Sin duda, su perfección debía de hallarse oculta entre tanto caos. Sólo las matemáticas y la geometría parecían hallarse al nivel de perfección requerido por un Creador.

Tras el seminario, estudió en la Universidad de Tübingen, donde pudo conocer el modelo heliocéntrico que había propuesto en 1543 Copérnico, en el que los planetas describían órbitas circulares alrededor del Sol. Tras la universidad, fue profesor en la localidad de Graz. Y fue allí donde comenzó su búsqueda de la prueba de la mano de Dios en la naturaleza, algo que hasta el momento, nadie parecía haber hecho. Buscaba ese retazo o pincelada de perfección oculto en el mundo, que el presuponía debía haber.

En aquel momento, eran seis los planetas conocidos: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. Kepler se preguntaba por qué sólo seis, y por qué de las distancias entre las órbitas de cada uno. Por casualidad, al trazar un triángulo equilátero dentro de una circunferencia, observó que si dibujaba un nuevo círculo dentro del triángulo, la relación entre los radios de ambos círculos correspondía con la relación entre los radios de las órbitas de Júpiter y Saturno.

Esta observación casual le llevó a relacionar la geometría con la astronomía. Existían 6 planetas, y existen sólo 5 “sólidos perfectos” cuyas sus caras son polígonos regulares: el tetraedro, el cubo, el octaedro, el icosaedro y el dodecaedro. Su hipótesis era que las órbitas eran circulares, alrededor de una esfera. Esta esfera, contenía a su vez uno de estos sólidos, en cuyo interior se alojaba otra esfera con otra órbita, que a su vez contenía otro sólido… así hasta colocar los cinco sólidos y las seis órbitas. La relación entre los tamaños de cada unas de las esferas debía de corresponderse con la relación entre los radios de las órbitas de los planetas.
Modelo de kepler para las órbitas planetarias (vía Wikipedia)


Kepler empleó mucho esfuerzo en desarrollar su modelo, compararlo con el modelo de Copérnico, y confrontarlo con las observaciones astronómicas disponibles. Sin embargo, teoría y observaciones no casaban, lo que llevó a Kepler a pensar que las observaciones no eran lo suficientemente precisas, pero no a dudar de si su hipótesis era correcta.

En aquel tiempo, Tycho Brahe, matemático danés residente en Praga, era quien poseía los datos más precisos de observaciones astronómicas, en particular de Marte. Tycho invitó a Kepler a trabajar con él. Sin embargo, no parecieron hacer buenas migas, y no fue hasta la muerte de Tycho que Kepler pudo disponer la totalidad de las observaciones.

Placa conmemorativa de la estancia de Johannes Kepler en Praga.(Se agradecería la contribución de algún checoparlante)


Fueron entonces varios años de cálculos, hasta que finalmente pudo hacer cuadrar casi todos los datos con una órbita circular, con una precisión de menos de 2 minutos de arco, lo que en aquel tiempo, era una precisión bastante buena. Sin embargo, había unos pocos datos que se desviaban hasta 8 minutos de arco.

Hasta ese momento, la historia de Kepler se puede resumir en:

- Una concepción del mundo real basada en convicciones y dogmas.
- Una anécdota que lleva a una hipótesis ciertamente extraña basada únicamente en esas convicciones y dogmas.
- Un fracaso en la demostración de su hipótesis, donde la culpa es de la realidad, pero no de la teoría.
- Insistencia en la misma teoría, y un nuevo revés por parte de la realidad, que insiste en producir datos que no concuerdan con la hipótesis.

Salvando las distancias, hay cierto paralelismo entre una “himbestigación paranormal” y la historia de Kepler. Sin embargo, este es el momento clave, cuando Kepler da un paso muy importante, y reconoce su error. Decide aceptar la desagradable realidad, y rechazar su teoría: Las órbitas de los planetas no son circulares, y no están relacionadas con sólidos geométricos perfectos. No hay una perfección divina en el sistema solar.

A pesar del revés, Kepler siguió estudiando los datos de Tycho, hasta que logró comprender que la elipse era la trayectoria que describía un planeta en su órbita. Cerrar la puerta a su hipótesis le valió poder descubrir las tres leyes que hoy llevan su nombre, y que siguen siendo usadas en tareas como el seguimiento de satélites artificiales en su órbita alrededor de la Tierra. Además, sobre su trabajo se asientan otros como el de Newton acerca de la gravitación.

La historia de Kepler puede parecer un fracaso, pero sin embargo significó un paso adelante gigantesco en el conocimiento de la naturaleza. El avance no se da sólo cuando se reconoce la validez de una hipótesis. También es un avance el reconocer los caminos muertos que no llevan a nada, que permiten centrarse en los caminos que sí llevan a algo.

Los aficionados de fenómenos paranormales se hallan continuamente en el momento clave de Kepler: insistencia en teorías que son insistentemente falsadas por los datos y el conocimiento obtenido del mundo real. Tras 100 años de parapsicología y espiritismo, 70 de piramidología, o 50 de ufología, en que la situación es la misma que al principio… va siendo hora tener más en cuenta a Kepler, y menos a Galileo.

“Prefirió la dura verdad a sus más queridas ilusiones. Ese es el corazón de la ciencia”

Carl Sagan, sobre Johannes Kepler

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, señor, Kepler siempre ha sido mi héroe, desde que lo descubrí precisamente en Cosmos, la primera vez que la emitieron.

Anónimo dijo...

Como triste paradoja, las ecuaciones de Kepler son las que se usan ahora en los programas de astrología...

-- Pedro Gimeno

Julio dijo...

Kepler, como astrólogo que era, estaría muy interesado en conocer la posición de los planetas.

No se si llegaría a preguntarse por la validez de la astrología en algún momento.

Anónimo dijo...

Julio, por lo que cuenta John Gribbin en su libro "historia de la ciencia" (muy recomendable)Kepler usaba la astrología para ganar dinero, pero era consciente de que se trataba de una patraña.

Julio dijo...

Gracias por el dato, lactato.

en la wikipedia en inglés, comentan que,
"Though Kepler took a dim view of the attempts of contemporary astrologers to precisely predict the future (...)", que creo se puede traducir como
"Aunque Kepler tenía sus reservas acerca de los intentos de astrólogos contemporaneos por predecir precisamente el futuro" [...le hacía cartas astrales detalladas a la familia imperal entera].

Así que, se le puede poner un punto más de paralelismo con charlatanes.

En la misma Wikipedia, también puede se leer que antes de ir a Praga, ya intentó establecer relaciones tiempo meterológico-astrología. Y es que al final, no hay nada en los charlatanes actuales que no esté ya inventado.