jueves, julio 10, 2008

La sábana milagrosa: 1. La formación de la imagen



Esta entrada forma parte de una serie dedicada a la Sábana Santa. Se recomienda leer las partes precedentes a ésta.

La sábana milagrosa:
0. Introducción
1. La formación de la imagen
2. Distorsiones en 2D
3. Representación en 3D
4. Apéndice: absorción de luz en un medio saturable



Una preocupación de sindonólogos y no sindonólogos es cómo se formó la imagen de la sábana santa. Al descifrarlo, los segundos creen poder demostrar que no es más que una pintura medieval, ya que complementaría otros datos experimentales, como la datación por Carbono 14 en 1988, o los pigmentos encontrados por Walter McCrone, que ya señalan tal origen.

Los primeros en cambio, creen que así podrán encontrar algún dato relevante para demostrar que la sábana cubrió el cuerpo del hijo de Dios, y proponer una hipótesis para entender cómo resucitó.

Los sindonólogos no tienen claro como se formó la imagen. Eso sí, aparentemente la tienen muy bien caracterizada, y recopilan todas sus características en 143 puntos, recogidos en este artículo:

Evidences for testing hypotheses about the body image formation of the Turin Shroud

Según ellos, cualquiera que crea que la sábana no es auténtica, y pretenda reproducirla, debe satisfacer las 143 características para que al menos, empiecen a pensar en la posibilidad de que, a lo mejor, quizás, hubiera que prestar atención a esa opción en su tiempo libre.

A lo largo del tiempo, han habido varias hipótesis, y de lo más variopintas. Está por ejemplo, el “hombre mecánicamente transparente” de Jackson: la sábana atravesó el cuerpo de Jesús, y durante el proceso, éste emitió una radiación ultravioleta que dejó la imagen.

Los hay que dicen, como Rogers, que los vapores de los productos de descomposición formaron la imagen. Claro, que cuando uno piensa que Jesús se presentó ante sus discípulos días después, cree entender por qué no le reconocieron, aunque no el por qué no salieron corriendo.

Luego está la hipótesis de la “Fotografía Kirlian”, sólo que ellos la llaman de descarga de corona (aunque ya sabemos que ese es precisamente el fenómeno que se vende como “fotografía Kirlian”). Según los sindonólogos Fanti, Lattarulo, y Scheuermann en 2005, es la más probable. En realidad, esta teoría data de los 80, y se combinaba con distintos fenómenos para justificar el campo eléctrico necesario para crear la descarga eléctrica: un terremoto, propiedades piezoeléctricas del cuarzo sobre el que reposaría el cuerpo, rayos en bola…

Aunque la teoría más extendida, y/o divulgada es la que el mismo Fanti antes de 2005 catalogaba como la más creíble: el cuerpo emite una radiación “lumínica” energética, intensa pero breve, que afecta a la sábana, haciendo que se oscurezca formando la imagen.
A pesar de la actual preferencia de Fanti, la radiación que emana del cuerpo sigue jugando su papel en la hipótesis de la descarga eléctrica. No se ha descartado la emisión de radiación. Lo que ha hecho es añadir la descarga eléctrica a la hipótesis, en parte para explicar el hecho de que los pelos aparezcan en la imagen como si se hubieran empleado cantidades industriales de laca y gomina, en vez de estar colgando hacia atrás. La razón: en presencia de un campo electrostático, los pelos se erizan.
Sindonólogo Punky
Aquí, el sindonólogo Oswald Scheuermann en plena investigación de la hipótesis de la descarga de corona.

Así que, resumiendo, el mecanismo de formación de la imagen más extendido es más o menos el siguiente:

- El cuerpo emite una radiación luminosa (es decir, electromagnética en el rango del visible).

- La radiación (a lo mejor en combinación con una descarga eléctrica) afecta a la parte más superficial de las fibras de la tela. - La tela se oscurece (o “amarillea”), dando lugar a la imagen.

- La distancia entre el cuerpo y la sábana afecta a la cantidad de radiación que recibe la tela, y así la cantidad en que se ha oscurecido la sábana se puede relacionar con la distancia a la que tenía el cuerpo en ese punto, y por ende con la “tridimensionalidad” ó “volumen” que se observa al representar en 3D los niveles de “oscuridad” de la imagen.

Vayamos por partes, como las integrales.

Asumiremos el milagro de la emisión de radiación energética intensa pero breve. No vamos a ver si eso es o no posible, sino a desarrollar la hipótesis, tirar del hilo, ver qué pasaría con la radiación de ser posible tal emisión milagrosa, y un poco ver cómo ha sido el proceso que los sindonólogos han seguido para ir modificando la hipótesis a medida que las leyes de la física decidían no colaborar.

La propagación de la radiación electromagnética tiene sus reglas. Estas reglas las llamamos “óptica”, y sirven por ejemplo, para saber cómo recoger la luz que emana de un objeto, para formar una imagen de él en otro lugar. Los dispositivos que hemos inventado para ello son las “lentes”. Pero junto con el santo cuerpo, no se envolvió ningún tipo de lente, ni nada que pudiera actuar como tal. ¿Qué le ocurrirá entonces a la radiación emitida por el cuerpo? Pues depende de lo que supongamos.

Empecemos por suponer lo más sencillo, natural, y para nada milagroso (suficiente milagro es ya que un cuerpo emita una extraña radiación): cada punto del cuerpo emite radiación en todas direcciones. Lo hace el Sol. Lo hace una bombilla cualquiera. Es lo habitual: ninguna molécula, o átomo tiene noción de qué es arriba, abajo, izquierda, derecha, frente o atrás: cualquier dirección es buena para emitir un rayo de luz, y por eso se emite en todas las direcciones.

El resultado es que sería imposible obtener una imagen nítida y enfocada.

Cuando se quiere proyectar una imagen de un objeto emite (o refleja) luz en todas direcciones, una lente recoge la luz que sale de cada punto del objeto, y la concentra de nuevo en un sólo punto en una pantalla donde vemos la imagen final proyectada. Pero sin lente, a cada punto de la pantalla le llegan rayos desde todos los puntos del objeto que emite luz. Cada rayo lleva información acerca del punto del que salió. Pero sin la lente, esta información se entremezcla, y es imposible separarla para obtener una imagen enfocada.

Un pequeño experimento casero. Busca y encuentra:
-Una linterna
-Un papel blanco
-Una cartulina negra
-Un folio blanco
-Una lente

Recorta un muñeco en la cartulina. Pega el papel blanco detrás de la cartulina. Colócalo justo en la ventana de la linterna, enciéndela, y dirige la luz hacia el folio blanco: sólo verás una mancha de luz. La luz de la linterna, al llegar al papel, se dispersa y sale en todas direcciones. Es como si el muñeco recortado fuera el cuerpo, y el folio la sábana.


Como ya hemos dicho, no se ve nada porque la luz sale del papel en todas direcciones, y todos los rayos se entremezclan al llegar al folio.

Si ahora colocas la lente entre medias, al acercarla o alejara en algún punto conseguirás obtener la imagen del muñeco (aunque invertida). La lente recoge la luz, y la vuelve a concentrar para formar la imagen.

Una cosa más que se puede comprobar, es que sin la lente, al acercar la linterna al folio en blanco, conseguirás ver el muñeco sólo cuando hagas contacto entre la linterna y el folio. Al hacer contacto, estás evitando que la luz se disperse antes de tiempo, y por eso la imagen se puede ver en el folio: a cada punto del folio sólo le llega luz de un solo punto de la fuente de luz: la imagen sale enfocada.

¿Qué le ocurre a la imagen de la Sábana Santa? Toda ella está enfocada. Sin embargo, sólo aquellas zonas en que la sábana tocaba el cuerpo podría haber dejado una imagen así. En cambio, aquellas que no estaban en contacto, como mucho podrían haber dejado únicamente una mancha difusa, sin que se aprecie detalle alguno: la punta de la nariz podría verse, pero de los ojos sólo se vería un tenue manchurrón. Se vería bien la rodilla, pero no la espinilla, sino un manchurrón más alargado y más gordo que la pierna que aparece.Y de la imagen dorsal en contacto estaría la cabeza, parte de la espalda, el culo, y los talones, pero no las piernas, ni las plantas de los pies. Respecto a los brazos y codos, que tampoco estarían en contacto con esa parte de la sábana, los agujeros en la tela debidos a los incendios que sufrió han eliminado esa parte del dibujo, pero me atrevo a decir que estaban ahí.

Esta imagen representa cómo estaría envuelto el cuerpo, según los sindonólogos. Comprueba como las zonas de no-contacto aparecen en la imagen de la sábana.

Según los sindonólogos, el rigor mortis evitaría que los brazos se cayeran por gravedad, al igual que las piernas se mantendrían flexionadas.

Las piernas flexionadas se deben a la postura que tradicionalmente se asume y pintan los artistas en la crucifixión. Ahora falta que nos cuenten si hubo que partirle los brazos a Jesús para ponerle en esa postura, dónde están las marcas correspondientes, y por qué los brazos no intentaron volver a su posición anterior, debido a ese mismo rigor mortis.

Por otro lado, una radiación en todas direcciones también tendría que haber dejado alguna mancha proveniente del lateral del cuerpo. Y no hay ninguna.

Así que una radiación que se dispersa en todas direcciones no parece ser posible para haber generado la imagen.

Hemos llegado pues, al primer obstáculo. Podemos suponer que la óptica dejó milagrosamente de funcionar en aquel momento. O podemos no ser tan drásticos, y complicar sólo un pelín más el milagro, llegando a la misma conclusión que los sindonólogos: la radiación se emitía en una única dirección, la vertical. Así evitamos el problema de la nitidez de la imagen, y también de la falta de imagen lateral.

No entraremos a evaluar si existe un mecanismo que hiciera que la luz se emitiera sólo en vertical, como tampoco si hay un mecanismo que hace emitir la radiación al cuerpo. Es parte del milagro que hay que asumir (y posteriormente demostrar si la condición imaginada produjera los resultados observados)

Un segundo experimento casero: si a la cartulina de antes no le pegamos el papel blanco, estaremos produciendo una situación parecida a la propuesta. La bombilla de la linterna produce luz en todas direcciones. Sin embargo, tiene un espejo curvado detrás que hace que sus rayos vayan todos en una misma dirección (más o menos).

Ahora, la luz que no es bloqueada por la cartulina, no es dispersada por el papel blanco, y por eso a un mismo punto final no van a llegar rayos que habían salido de puntos distintos: por eso aparece una imagen.

Si los rayos de luz de la linterna fueran todos exactamente paralelos, la imagen final tendría el mismo tamaño que la forma original. Como no lo son, la imagen aumenta de tamaño al alejar la linterna del folio que sirve de pantalla. Se supone que esto no le pasa a la imagen de la sábana santa.

En esta prueba hay que obviar también la no uniformidad de la intensidad de la luz, que es debida a la propia linterna. Se supone que el cuerpo emite de forma uniforme. Sólo estamos comprobando bajo qué circunstancias aparece una imagen bien definida

¿Tenemos entonces por fin una coherencia entre nuestro milagro supuesto y lo que se aprecia en la sábana? No tan rápido, porque la forma de propagación de la radiación afecta a cómo ésta pierde intensidad según avanza, lo cual se relaciona con el detalle y contraste de la imagen final (y también con cómo se genera posteriormente la imagen en 3D)

El primer caso (radiación difusa), en el caso más ideal, se llama “onda esférica”:

Una fuente “puntual” (infinitamente pequeña) emite luz. Por la simetría geométrica de la situación, no hay direcciones especiales: no hay diferencia entre derecha, izquierda, arriba, abajo, delante o detrás, por lo que todos los rayos salen en todas direcciones. La intensidad de la radiación se reparte entonces en torno a una esfera, cuyo centro es la fuente de la radiación.

Para entender más claramente por qué y cómo varía la intensidad al propagarse la luz en una onda esférica, supón que los rayos de luz son en realidad pequeñas bolitas (si a alguien esto le suena a mecánica cuántica, que no se asuste, que es lo más lejos que vamos a llegar). En un instante de tiempo dado, la fuente de luz puntual emite por ejemplo, 10000 de estas bolitas. Como ninguna sabe si existe una dirección especial, y todas viajan a la misma velocidad, se ordenan de forma homogénea, formando una esfera alrededor de la fuente. Las bolitas están muy juntitas, de forma que si colocas una copa al lado, y cuentas cuantas bolitas puedes recoger en ella de una sola vez, te saldrá un número determinado (10 por ejemplo).

Al cabo de un tiempo, las bolitas que se desplazan a la velocidad de la luz han avanzado en línea recta, alejándose todas de la fuente, y ahora forman una nueva esfera con un radio mayor. La superficie de esta esfera es también mayor, pero el número de partículas es el mismo (10000), por lo que ahora están más separadas. Si colocamos la misma copa de antes, a ver cuantas bolas recogemos de una vez, resulta que en vez de 10, son un número menor, 5 por ejemplo.

Es decir, nuestra copa (que hace las veces de detector), abarca sólo una pequeña parte de la superficie de la esfera que forman las bolitas de luz (fotones), y cuenta “cuantas bolitas hay en esa pequeña región de la superficie”. Esto es la intensidad: el número de fotones [que cada segundo] llegan a un área fija determinada. Como al propagarse la luz el tamaño de la esfera que forman los fotones aumenta, pero el número total de fotones es constante, eso quiere decir que cuanto más lejos pongamos el detector, menos fotones llegarán al área determinada por éste: la luz ha perdido intensidad.

Si el número de fotones por segundo que emite la fuente es I0, y la superficie de una esfera de radio r es 4πr2, los fotones se reparten uniformemente, y en cada unidad de superficie hay I0/(4πr2) fotones. La intensidad decae de forma inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Lo cual a la mayoría debería sonarle familiar.
¿Qué ocurre en el caso de la radiación vertical? Ese caso corresponde a lo que idealmente se llama “onda plana”, o “radiación colimada”: los fotones se reparten en el área determinada por un plano que es perpendicular a la dirección de propagación. Los fotones avanzan ahora paralelos entre sí, por lo que no se van a separar ni acercar, y el área del plano que forman será siempre el mismo. Si colocamos la misma copa del ejemplo anterior para recoger fotones, dará igual colocarla antes o después, porque siempre recogerá el mismo número de fotones.

En una onda plana, los rayos de luz son todos paralelos, y según avanzan, nunca se separan o acercan. De esta forma, la intensidad nunca disminuye ni aumenta, es siempre constante. Este tipo de propagación se puede conseguir, por ejemplo, colocando una rendija en el camino de una onda esférica (de forma parecida a cómo hacíamos colocando una cartulina en la linterna). La rendija bloquea unos fotones, y deja pasar otros. Cuanto más fina sea, los fotones que pasan son cada vez menos, pero también tienden a ser cada vez más paralelos entre sí. Esto es lo que se llama “colimar” un haz de luz. Otra forma de conseguir ondas planas es con lentes, aunque lo habitual es combinar rendijas y lentes para obtener haces de luz bien colimados, y con una buena intensidad.
Las ondas planas son típicas de un láser: sus rayos de luz son (casi) perfectamente paralelos, por lo que apenas pierden intensidad. Se puede apuntar con un láser a distancias lejanas (50-100 metros), y observar el punto con buena intensidad, y un tamaño un poco mayor que si apuntara a un objeto cercano. Si se compara con la luz de una linterna, o del flash de una cámara de fotos, el haz de luz alcanza una corta distancia (5-10 metros) porque pierde intensidad, debido a que los rayos de luz se están separando demasiado rápido, pero por otro lado da lugar a que el tamaño del haz se expanda con rapidez e ilumine un área más grande
La disminución de intensidad con la distancia es más una consecuencia geométrica que una ley física. Por eso tampoco es de extrañar las coincidencias con fenómenos como fuerzas eléctricas o gravitatorias, que también dependen inversamente del cuadrado de la distancia.

Simplificando: si los rayos de luz se separan, la intensidad disminuye. Si se unen, aumenta. Las ondas esféricas separan sus rayos. Las lentes, los pueden unir y separar. Las ondas planas mantienen la distancia entre sus rayos.

Después del rollo este, llegamos a lo que realmente nos importa en nuestro caso. La propiedad de las “ondas planas” de no perder intensidad resultaría ser responsable de que no viéramos detalles en la imagen en la sábana.

Los detalles de la imagen se pueden ver debido a los distintos niveles de oscuridad en la sábana, que dan el contraste para ver ojos, barba, brazos, etc… Este contraste de oscuridad es provocado porque las fibras de la tela reaccionan más o menos (se oscurecen más o menos) según la intensidad de la radiación, debido a las distintas distancias cuerpo-sábana que la radiación recorre. Pero hemos dicho que una onda plana lleva igual intensidad, independientemente de la distancia recorrida.

Por tanto, independientemente de la distancia recorrida, a cualquier punto de la sábana le llegaría igual cantidad de radiación, y no podrían registrarse distintos niveles de oscuridad, sino que sólo se vería ¡una mancha uniforme con la silueta del cuerpo bien definida! (Matiz: siempre y cuando la sábana estuviera perfectamente plana, flotando sobre el cuerpo. Más adelante veremos por qué)

Tenemos entonces dos extremos: Una onda plana genera una imagen nítida, pero como no pierde intensidad, la imagen no tiene el contraste necesario para generar detalles. Una onda esférica pierde intensidad y puede dar contrastes debidos a la distancia cuerpo-sábana, pero desenfoca la imagen.

Por supuesto, esto son casos “ideales”. Hay casos intermedios a los que algún sindonólogo intentaría agarrarse como clavo ardiendo, pero que presentan otros problemas: por ejemplo, en la emisión de una linterna, los rayos no son perfectamente paralelos y se separan unos de otros; la separación hace que la intensidad disminuya con la distancia. Si se ilumina un objeto cercano, recibirá más intensidad que si el objeto está un poco más allá. Y si está muy lejos, ni siquiera será iluminado. La forma en que varía la intensidad será más o menos fácil de calcular según cada caso.

En el segundo experimento con la linterna, veíamos la imagen recortada proyectada de forma razonablemente nítida; si os apetece entreteneros, podréis comprobar que cuanto más lejos se haga la proyección, menos intensa será la imagen… pero el problema es que la forma proyectada aumentará de tamaño.

Es decir, una solución intermedia (rayos de luz casi paralelos, o “casi colimados”) produce cambios de intensidad según avanza la luz, porque los rayos se separan. Pero por otra parte, aumenta el tamaño de la imagen, y más cuanto más lejos proyectemos. El resultado final sería una imagen del cuerpo en la sábana deformada: una nariz con un tamaño adecuado, por estar en contacto con la sábana, pero unas cuencas de los ojos agrandadas, por estar en profundidad.

Si intentamos corregir esta deformidad haciendo los haces de luz más paralelos, perdemos contraste de imagen por la menor pérdida de intensidad. Si intentamos ganar contraste con los detalles dispersando más la luz, la imagen se agranda, se deforma, los rayos de luz comienzan a solaparse, mezclarse, y se llegará a obtener finalmente una mancha borrosa, como si tuviéramos una luz emitida en todas las direcciones (como el primer caso que hemos tenido en cuenta)

De nuevo, las leyes de la física nos ponen la zancadilla. Ante esta circunstancia, los sindonólogos optan por cuadrar el círculo:

Asumir que la radiación era una onda plana (que se propaga sólo hacia arriba y hacia abajo), pero que pierde intensidad en su propagación como si fuera una onda esférica (como la inversa del cuadrado de la distancia).

Pero por si pareciera poco, además la intensidad con que sale la radiación del cuerpo obedece una “ley del coseno” un tanto peculiar: la intensidad depende del ángulo entre la perpendicular de la superficie del cuerpo, y la vertical.

La circunferencia de la anterior representa el contorno de una pierna. En cada punto, la superficie forma un ángulo Θ con la vertical. Según esta “ley del coseno sindonológica”, la radiación se emite sólo en vertical, con un valor inicial en cada punto que depende del coseno de Θ, y que disminuye su intensidad con la inversa del cuadrado de la distancia que recorre hasta la sábana.

Este añadido corresponde a unos resultados experimentales, según los cuales, la intensidad de las piernas en un corte transversal, se pueden describir con una función coseno.

A partir de ahí, sin necesidad de comprobar que otros puntos de la imagen cuerpo cumplen la misma “regla”, se asume para toda la imagen.

Sí que existe una ley del coseno [de Lambert], que en sí misma no es extraña, sino muy corriente. Se aplica tanto a superficies emisoras de luz, como a superficies que absorben esa radiación. Y es responsable, por ejemplo, de que existan las estaciones del año, y que además estén cambiadas en los hemisferios norte y sur.

Un detector tiene una superficie finita determinada y en ella inciden los fotones para “contarlos”, y así medir la intensidad. El número de fotones que va a contar, depende del área de su superficie. A mayor área, más fotones caben, y más se pueden contar. Si el área está perfectamente perpendicular respecto del haz de fotones, el detector presenta toda su área al haz, y recogerá todos los que puede. Pero si está inclinado respecto al haz incidente, presenta menos área al haz, y por tanto, recoge menos fotones. El “área efectiva” que presenta el detector, se relaciona con el coseno del ángulo que forma el haz incidente con la perpendicular del detector. El caso más extremo es cuando la superficie del detector es paralela al haz: no podrá recoger ningún fotón. Un dibujo lo deja más claro:

El eje de rotación de la tierra está inclinado 23º. Por eso vemos al Sol más alto en verano, y más bajo en invierno. También hace que los rayos en verano lleguen más perpendiculares a la superficie, y en invierno más inclinados: como resulta de la ley del coseno, con los rayos más perpendiculares la intensidad de luz solar es mayor, y se calienta más el suelo, mientras que en invierno, la mayor inclinación de los rayos calientan menos. Como estas inclinaciones dependen de la latitud, cuando en el hemisferio norte los rayos son más perpendiculares, en el sur son más paralelos, y viceversa, y por eso las estaciones están cambiadas entre hemisferios.

Si hablamos de la ley del coseno para fuentes de luz, hay que partir de que esta fuente tiene una superficie determinada. La superficie se puede imaginar como formada por infinitas “fuentes puntuales”, que emiten en todas las direcciones. Entonces, a un punto del espacio dado, llegan rayos desde todas y cada una de las fuentes puntuales. ¿Qué intensidad total llega a ese punto? La suma de intensidades desde todos los puntos emisores, teniendo en cuenta la intensidad que han perdido en el camino, y que cada rayo ha seguido un camino ligeramente distinto. Las cuentas no son fáciles de hacer, pero al final, la intensidad que llega depende, por un lado de la inversa al cuadrado de la distancia, y por otro del coseno ángulo que hay entre el punto, y el centro de la fuente:

Espero que el dibujo suene familiar. Es parecido al de la primera prueba, con la linterna y el papel para difuminar la luz. Por lo que no hace falta argumentar mucho que una estricta aplicación de la ley del coseno [de Lambert] al problema de la Sábana Santa no produciría imagen alguna: ¡ya lo hemos comprobado experimentalmente!

La diferencia entre la ley del coseno [de Lambert] y la ley del coseno [sindonológica] es evidente. La primera tiene en cuenta la dispersión de la luz en todas direcciones. La segunda, supone una emisión en una única dirección, con intensidades que varían según el ángulo entre la vertical y la perpendicular a la superficie del cuerpo. Algo, que así a bote pronto, no parece responder a ninguna ley física, que quizás sólo se pueda hacer fabricando algún material ad hoc con una geometría calculada muy exacta, y muy heterogéneo en sus propiedades para poder controlar la transmisión, reflexión y refracción de un haz de luz que lo atraviese. Desde luego, nada que exista en la naturaleza.

Sin embargo, sí se puede (y debería) introducir (y sin apelar milagros) la ley del coseno [de Lambert] para explicar variaciones de intensidad, si la aplicamos no al cuerpo, sino a la sábana: el ángulo que forma cada punto de la sábana respecto a la luz que le llega en vertical (incluso si fuera una onda plana que no pierde intensidad) proporcionaría contrastes y detalles en la imagen. Sin embargo, no he visto aún artículo alguno en que los sindonólogos dejen claro si la usan o no.

Este es el matiz que mencionaba antes: siempre y cuando la sábana tenga arrugas y dobleces para adaptarse a la forma del cuerpo, formará distintos ángulos con la luz que supuestamente llega de forma vertical perfectamente colimada. Entonces sí habría variaciones en la intensidad que absorbe la sábana, pero que responderían a los ángulos entre sábana y haz de luz, y no a la distancia sábana-cuerpo.

Si estuviera totalmente plana (algo imposible), entonces cada punto de la sábana formaría siempre el mismo ángulo respecto a la luz, no habría variaciones de intensidad absorbida, y no habría contrastes.

Hay tanto motivo para suponer tal “ley del coseno sindonológica”, como para asumir que una radiación misteriosa se crea en un cuerpo, que esta radiación es vertical, y a la vez pierde intensidad con la inversa del cuadrado de la distancia: ¡Estamos hablando de un milagro! Es un fenómeno nuevo que la ciencia aún no ha descubierto

Se saben ese…

… del sindonólgo que va y dice:
“aplicando el principio de mínima suposición de la navaja de Occam, se debe simplificar la situación, y seleccionar los hechos más relevantes”
Giulio Fanti, sindonólogo (2005)

Por lo visto, la aplicación de la navaja de Occam a la Sábana Santa nos deja con:

1.- Una radiación misteriosa emitida por un cadáver…
2.- … que se propaga sólo en vertical sin el uso de lentes o artefactos…
3.- … que pierde intensidad como si se propagara en todas direcciones…
4.- … y que la intensidad que sale del cuerpo cumple una ley del coseno que nadie antes había descubierto.

Un tanto peculiar la forma de usar la navaja, sin duda.

25 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno, necesito una segunda sesuda lectura para opinar. No obstante ya adelanto una pequeña ladillada.

Cuando discutes la ley del coseno veo que empleas mucho "area" donde debería ser "superficie". P.ej. en el gráfico, donde pone detector perpendicular --> presenta toda su "area" en realidad hablamos de superficies.

Anónimo dijo...

La ley del coseno está desacreditada desde hace ya muchos años. Simplemente, no se tiene en cuenta. Lamento decepcionarle.

Julio dijo...

Macías, bueno, intentaré cuidar la precisión de las palabras.


Anónimo ¿a qué ley del coseno se refiere? ¿La de los sindonólogos, que al menos en 2005 seguían usando? ¿cuanto es "muchos años"? Se agradecería alguna referencia donde algún sindonólogo la pusiera en duda.

¿O se refiere a la ley del coseno "de verdad", que cada verano e invierno se deja notar?

Julio dijo...

Del artículo enlazado al comienzo de la entrada, que data como muy tarde de Septiembre de 2005:
B32) In correspondence of image sections of cylindrical elements such as legs, the luminance
levels variation approximates a sinusoidal law (Fanti 2004).


(Énfasis mío)

Anónimo dijo...

Como dije, comentario ladilla poco importante. Tenía la tarde un poco tonta. En fín. Lo de la sesuda lectura tiene mas miga, aunque ya que hablas de precisión debería explicarlo mejor.

Como bién dices en la introducción, el problema es entender las hipótesis formuladas ya que son muchas y algunas realmente extrañas.

Además estas teorías parecen no emplear tanto a la sábana misma como imágenes realzadas de la misma. Todavía estoy en el proceso de comprobar que procesos se han seguido para producir dichas imágenes (Lo estoy desde que pusiste la calabaza 3d, todo es cuestión de tener tiempo)

En todo caso decir que el argumento básico de la sindonología lo ha planteado perfectamente el comentarista anónimo: "Tal teoría no se usa, es que usted no conoce las otras mil quinientas". Critiques las que critiques siempre habrá sindonógos que hayan descartado esas. Y es que hay tantos, y tantas teorías.

Gibarian9 dijo...

Enhorabuena Julio.Como siempre interesantísimo artículo.El problema de la sábana Santa es que se basa en uno de los más profundos sentimientos del ser humano: La Fé.Poco importa que la Sábana Santa sea falsa (yo creo que,ciertamente,es falsa) o no,mientras haya tantísima cantidad de gente que crea que es el cuerpo de Cristo,La Sábana santa seguirá siendo,eso,Santa y pasrán otros mil años y seguiremos,perdón,seguirán discutiendo sobre su origen.
Un saludo

Julio dijo...

Macías,
Lo de la representación en 3D es uno de los argumentos que más usan, aunque no me parece que sean conscientes de todo el proceso que llevaría llegar ese resultado (en caso de la sábana fuera auténtica). En realidad, iban con una idea preconcebida, generaron la imagen (simplemente, colocaron una foto de la sábana, y un sistema representaba la luminosidad de la imagen en pseudo3D, relacionando de forma proporcional intensidad con altura), y como les pareció que el la imagen resultante se parecía mucho a un cuerpo sin deformar, pues se reafirmaron en su creencia.

Gibarian
Cuando se quiere poner por delante la fe, cualquier fenómeno paranormal se puede estar discutiendo hasta el fin de los días. El problema es no querer reconocer que es eso, fe, y querer revestirlo de ciencia. Y esto vale tanto para la sábana, como para cualquier fenómeno paranormal.

Gibarian9 dijo...

Si,totalmente de acuerdo.
Un saludo

Anónimo dijo...

Julio:

Lo que estoy examinando es el famoso negativo de G.Enrie. El tema del 3d lo tengo todavía en pañales, me estaba fijando mas en el supuesto "negativo perfecto" que dicen que es la sábana (Por lo que un negativo de la foto sería un positivo).

Estoy viendo que muchos sindonólogos se basan en esta fotografía de 1931. La verdad es que la resolución de la misma es muy buena. Pero no se basan en la imagen, mas bién en versiones retocadas de la misma. Entre los retoques hay de todo, desde incrementos del contraste hasta una inversión del color.

Hay varias cosas que no me cuadran demasiado. Un ejemplo: Aunque la resolución de la fotografía es realmente buena (Tanto que se distinguen perfectamente hasta los hilos del tejido), no se de donde se sacan las supuestas inscripciones de las que hablan algunos para afirmar que había dos leptones en las cuencas de los ojos.

Lo malo es que la cantidad de afirmaciones es tremenda, y hay que verificarlas todas una a una.

Julio dijo...

Buff!! entrar en todas es casi un suicidio. Ahí coincido con Giulio Fanti: hay que seleccionar las caracterísitcas más importantes paa exminarlas (en lo que ya no coincidimos es en cómo usar la navaja de Occam)

Yo también estoy usando la foto de Enrie, que saqué de aquí.). Veo muchas arrugas, pero no me parece ver los hilos ¿de donde has sacado tú la imagen?

Por si te sirve de algo: separé la imagen por colores (RGB), y la verde me parece que tiene más contraste, que según para que, me parece mejor para ver detalles.

Aún así, al hacer zoom, creo que en los ojos no se ve más que ruido.

En http://www.shroud.com/examine.htm
tienen una foto para hacer zoom a alta resolución. La tomaron en 2002, cuando la repararon por última vez (se ve hasta el recorte que se usó para la prueba del C14)

Anónimo dijo...

La ampliación mas bestia que he visto de la cara puede encontrarse
aquí. La miniatura de esta imágen aparece en distintas páginas y la atribuyen a Enrie, aunque no tengo tan claro que sea la misma (De momento es una imagen especular de la que tienes tú). También hay ampliaciones de distintas zonas (Tras la restauración) aquí En todas ellas se ve perfectamente la textura del tejido.

Anónimo dijo...

Me olvidaba.Estoy de acuerdo en que no se puede examinar todo. Sin embargo cualquiera de los trabajos sobre la sábana contiene tal cantidad de referencias a otros "estudios" que se pierde mucho tiempo comprobando cuales son relevantes y cuales no.

El trabajo sobre la corona de Fanti, por ejemplo, contiene una buena cantidad de afirmaciones gratuítas y referencias a trabajos absolutamente irrelevantes para la hipótesis que deben ser separadas de aquellas que no lo son.

No es un caso único en la literatura sindonológica, y es un aspecto que la verdad, hace perder bastante el tiempo.

Anónimo dijo...

NO sólo es que hay infinitas versiones sindonistas del mismo argumento, puesto que se adpatan sobre la marcha a las objeciones, sino que los mismos sindonistas varían una y otra vez de teoría creando un laberinto que ni el de Creta.

Pero lo mejor es cuando en el mismo artículo aparecen versiones distintas de lo mismo. Por ej: "Compatibilità fra immagine corporea digitalizzata e un manichino antropomorfo computerizzato", debido a la pluma infatigable del Dr. Fanti y dedicado a establecer una hipótesis plausible (relativamente) de la formación de la imagen del Homo Turinensis, aparecen imágenes de tres reconstrucciones diferentes (eso si, "computarizadas" y "digitalizadas") alternativamente con las piernas estiradas, dobladas y estiradas otra vez. Y todas son absolutamente "sientíficas".

Para quedarse pasmao.

David Mo

Julio dijo...

Hola Mo, encantado de verte por estos lares.

Pues sí. Los sindonologos, como pseudocientíficos que son, no dudan en tener 7 u 8 versiones, por si acaso se les demuestra la estupidez de alguna de ellas. "¿No le gusta mi teoría? Da igual, tengo otra."

Anónimo dijo...

Búsquese una foto del rostro de la Sábana Santa, tal y como se ve en realidad (no el "negativo").
Por ejemplo, la imagen izquierda de esta página:

http://www.shroud.com/shrdface.htm

Usese un ordenador portátil para verlo y gírese poco a poco la pantalla hacia atrás, hasta que el propio contraste de la pantalla haga que se torne el positivo en negativo en la imagen.

El efecto que se observa es impresionante: más aún que los negativos fotográficos .


¿Alguna explicación de cómo un pintor del siglo XIV puede conseguir este efecto habiendo "pintado" "al revés"?

Anónimo dijo...

El mejor resultado se obtiene cuando la imagen (izquierda) se guardaen el ordenador y se observa agrandándola en el visorde imágenes usando la rueda del ratón,mientras se va girando la pantalla hacia atrás.
Hay momentos en los que aparece cierta sensación de profundidad y de estar observando la foto en gran tamaño de un rostro real y no pintado.
¿Cómo una pintura puede dar esa impresión,insisto y además hecha al revés?

Julio dijo...

¿Y qué demuestra eso?

¿Y por qué tiene que ser un portatil? ¿por qué no sale lo mismo con una pantalla de tubo?
¿no será algo que tiene más que ver con la pantalla, que con la sábana?

Anónimo dijo...

Una cadena de ADN es difícil de observar con un microscopio óptico convencional, pero no con uno electrónico. ¿No será algo que tiene que ver con el microscopio y que el ADN no exista?
Los detalles y el aspecto que se observan de la imagen de la Sábana mediante el procedimientod el giro ,para mi hacen impensable que se trate de una pintura medieval además pintada ¡en negativo!.
Una protofotografía, como sostiene Eslava Galán, parece ajustarse mejor, pero al parecer eso también es muy objetable.

Julio dijo...

Un microscopio electrónico está diseñado a propósito para poder ver ese tipo de cosas.

Una pantalla de cristal líquido no fue pensada para revelar cosas que aún no veo que demostrarían en una sábana medieval.

Anónimo dijo...

Tampoco las placas fotográficas fueron diseñadas para descubrir la radiactividad y Becquerel la descubrió accidentalmente cuando guardó varios días en un cajón un trozo de uranio sobre ellas.

Los negativos fotográficos de Secundo Pia sobre lasábana desvelaron detalles impensables hasta entonces.

Insisto,seguir sosteniendo como hacen algunos escéticos, que la sábana es una pintura a la vista de lo que aparece en una pantalla de cristal líquido girado,es ridículo.

Solo intenta para una misma escala de ampliación del rostro suficientemente grande (con el ratón),comparar la imagen girada y sin girar la pantalla. Aunque teóricamente la información que contiene debe ser la misma, la imagen en positivo es indistinguible,mientras que la "solarizada" es muy realista.

Y eso sin hablar de estilo pictórico, que no es medieval,en tanto que se acentúa su carácter cuasifotográfico.

Julio dijo...

¿Qué entiendes tú por negativo? Porque creo que entendemos cosas distintas al respecto. Lo que yo entiendo, está descrito en la entrada llamada apéndice.

Que al invertir los colores se vea la imagen mas nítida tiene que ver más con la percepción del ojo en condiciones de alta o baja luminosidad que con que la imagen sea un negativo o un positivo (el ojo presenta una respuesta logarítmica, lo que hace que se puedan diferencias mejor niveles bajos de luz que los altos. Por eso se pueden distinguir más detalles en el "solarizado" oscuro de la sábana)

¿Y qué revela el pseudonegativo hecho por cristal líquido que no revelara ya la inversión de colores con cualquier programa de edición de imágenes? Francamente, veo sin verle sentido a tan apasionante descubrimiento.

Solo intenta para una misma escala de ampliación del rostro suficientemente grande (con el ratón),comparar la imagen girada y sin girar la pantalla. Aunque teóricamente la información que contiene debe ser la misma, la imagen en positivo es indistinguible,mientras que la "solarizada" es muy realista.

Es decir, que confías en la percepción de tus ojos como instrumento de medida. No creo que sea una buena opción, dado que la percecpción es subjetiva.

Prefiero usar un programa de edición, que me represente un perfil del nivel de grises. Y ahí ten por seguro que voy a obtener la misma información, ya sea con la imagen en positivo o en negativo.

Y eso sin hablar de estilo pictórico, que no es medieval,en tanto que se acentúa su carácter cuasifotográfico.
Como no se de pintura, no digo nada.

Anónimo dijo...

¿Qué entiendes tú por negativo?...

Por "negativo fotográfico",creo que lo mismo que explicas muy bien por cierto en tu entrada.

Por "pintar en negativo" la improbable y casi imposible forma de elaborar esa imagen por un supuesto pintor medieval, toda vez que como muy bien dices el ojo presenta una respuesta logarítmica a los niveles de luz.El supuesto pintor no solo tendría que pintar muy bien sino también haber imaginado y calculado la intensidad del tono de sus pinceladas(por cierto,invisibles o inencontradas hasta ahora)de forma "logarítmica" para que una vez invertida la imagen el resultado sea realista al ojo humano.

Y qué revela el pseudonegativo hecho por cristal líquido que no revelara ya la inversión de colores con cualquier programa de edición de imágenes?...

Digamos que su "dinanismo".
Es posible al girar la pantalla que la imagen vaya "solarizándose" de forma progresiva, es decir,para un determinado ángulo de giro la fracción de imagen "solarizada" es distinta a la de otro ángulo
Eso permite, que una misma imagen presente simultáneamente partes "en positivo" (azul)y "en original" (naranjas) lo que implica cierta sensación de relieve.
Además al hacerse de forma progresiva, van surgiendo,como láminas o capas invertidas en función de la distancia al rostro.
Creo que el efecto es digno de estudiarse por alguien independiente y con pocos prejuicios de ningún tipo.

Insisto, que esto se derive a través de las pinceladas de un pintor medieval me parece de risa.

¿Por qué desechar la protofotgrafía de Eslava Galán?

Y lo pregunto tanto a "sindónologos" comoa a "escépticos" que lean esto.

Julio dijo...

Tony, he subido a la tercer entrada esta imagen. Está "pintada" (por cierto, que "dar pinceladas" no es la única forma de pintar). Prueba a ver si consigues esos mismos efectos, o al menos parecidos.

También puedes probar con esta otra

Anónimo dijo...

El problema de las imágenes como la de Craig que tratan de imitar con más o menos fortuna a la de la sábana de Turín es que aunque consigan cierta semejanza a nivel macroscópico no resisten una comparación microscópica:


http://66.102.9.104/search?q=cache:pfB6Zg6dgWsJ:shroud.wikispaces.com/CRAIG+CRAIG+SHROUD&hl=es&ct=clnk&cd=25&gl=es&client=firefox-a


En todo caso ese "dinamismo" de la aparición de capas cuasitridimensionales resulta muy pobre para esa imagen.


En cuanto a ese mural "descolorido"
supongo que no sostendrás seriamente que ni la técnica ni el estilo son iguales a los de la sábana.

En fin, un saludo.

Julio dijo...

La imagen de Craig, como punto de partida es lo mejor que tienes por el momento. No he visto nada mejor, ni los intentos de Nickell, no he visto nada de "protofotografías" (aunque imagino que algo habrá, ya que al menos es algo falsable. ¿Te has molestado en buscar algo, y comprobar que tiene los efectos que dices ver?), y de reproducciones usando el método sindológico mejor no hablar. Lo de Craig es lo que de momento mejor se acerca. Por otro lado, habría que ver cómo está esa imagen dentro de 650 años.

Que no te parezca que tiene ese "dinamismo", es una apreciación subjetiva tuya. Los métodos subjetivos nunca se van a considerar rigurosos. Si quieres que tome en serio tu argumento del monitor, tendrás que definir "dinamismo" de una forma que sea medible objetivamente (no "al girar la pantalla veo que la cosa cambia"), y entonces podremos comparar "dinamismo" de una y otra imagen.

Porque si de apreciaciones subjetivas hablabamos, yo te puedo decir que a mí me parece que la imagen de Craig se ve más nítida cuando se inverten los tonos que al natural, tal y como le ocurre a la sábana santa, y tal y como le ocurre al mural.

Y veo que no has entendido por qué pongo la imagen del mural: es una cosa totalmente distinta a la sábana. Te la ponía para que comprobaras si esos mismos efectos que tanto te sorprenden los aprecias en ese mural, lo que vendría a demostrar que los efectos no son debidos a la sábana o las imágenes, sino debidos a fenómenos de percepción.